jueves, 5 de enero de 2017

Sombra



"Hace mucho que he querido, sin poder lograrlo nunca, saltar mi propia sombra.
¿ Existe algún método que me permita superar este desafío ?"
Atentamente: Ángel Custodio 


Respuesta: Angel, saltar la sombra es posible, solo si usted sabe donde quiere caer y sepa como detenerse.

Adelanius Corff, saltó sobre su sombra en el siglo XII y desapareció. Navegantes cuentan haberlo visto en las faldas del monte Ararath tras la huella de los maderos del arca, o junto a los beduinos mercaderes de Beirut negociando perfumes o alfombras voladoras.

Entre los monjes de la Hermandad Celeste de Madagascar, se cuenta que uno de sus miembros en 1751, Coham Al Eid, sin mediar razón alguna,  frente a los ojos despavoridos de los miembros de su congregación y en medio de los ejercicios para desarrollar la voluntad a la hora 9, saltó al otro lado de su sombra desapareciendo durante seis días. Fue encontrado en las cercanías del mar Caspio.

Lamentablemente, de entre un centenar de relatos, existen breves escritos al respecto, registrados de puño y letra de parte de algún “saltador de sombra”.  No obstante, un  indio Yaki Mexicano nos ha dejado un preciso relato del "modus operandi"  para lograr tal cometido. Dice así:

“La proyección de la sombra: un sí mismo sin color que se arrastra pegada a la materia, brota solo como anteparte de la Luz y es menester esperar la mañana. La sombra se hace extensa  a la hora 9, pues a medida que el sol avanza hacia la tarde la extensión y grado sustancialidad de la sombra disminuye.
Hay que saber detener el pensamiento y las marejadas de sensaciones y asociaciones que barren la inquietud de la mente. Vacío es la palabra, Tao. Entonces sin mediar ningún signo se salta hacia donde se puede caer. Se supera el tiempo entre cuando saltamos y la sombra que desaparece. La liviandad se obtiene soltando todo, renunciando a todo. Después, ya no importa el después”.


El indio Yaki finaliza el relato expresando  una última frase, un tanto oscura y simbólica:
“ Los malos amigos son como la sombra, existen cuando hay sol y desaparecen cuando llega la oscuridad. Es mejor no tener nada y luego soltar para saltar”.

Amablemente se despide Otto Rimbombawen

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